LA TERNURA

1- 26 de Febrero de 2006. Murcia. Delegación de Entreculturas.

Ana Tomás: Isa no echaste la inscripción para Experiencia Sur…yo creo que es una oportunidad buenísima! Por qué no te animas??
Isa (es decir, yo): ha salido la convocatoria ya?
Mari Carmen: hija mía, se cerró el plazo ayer…
Al día siguiente mandé la solicitud y esperé, esperé sin esperar nada…

2- 25 de marzo de 2006. Madrid. Centro Arrupe.

1º Formación de Experiencia Sur, y esto se traduce al primer contacto con la gente que como yo viajará al Sur, primera visión de la realidad que vamos a ver, momento para evaluarte, profundizar sobre ti, analizar todas tus debilidades y fortalezas…
Surgen sentimientos, inseguridades, miedos de los que antes me reía…

Y así comienza mi Experiencia en el Sur.

3- 14 de Mayo de 2006. Murcia. Mi última casa.

Recién levantada, abro mi correo y tengo noticias desde Madrid, te vas a Ecuador a una escuelita de Portoviejo en Manabí, de julio a septiembre. Tus compañeros de viaje son José Luis de Cádiz y Mario de Madrid.

Y es aquí cuando piensas, (lo primero de todo):
Quien son estos dos individuos??? No me acuerdo!!
Y lo segundo: Madre mía, me voy a Ecuador!!! Seguidamente un llanto me envolvió, un llanto, no de tristeza ni mucho menos, era la primera vez que recuerde que lloraba porque las cosas empezaban a funcionar como yo deseaba.
Me pase un buen rato abrazada a Rocky, Kira dormía sobre su pato blanco, miraba a mi perro y pensaba que haría con ellos… y ese fue un pensamiento que no se borró en la larga espera por partir hacia el Sur.

Lo siguiente fue mirar vuelos de avión para las fechas previstas y fue en ese momento donde otra vez el llanto apareció y esta vez no era porque las cosas funcionaban, sino por el precio de los billetes…


4- 24 de Mayo de 2006. Navas de Río Frío. Segovia.

2º Formación de Experiencia Sur, y esto se traduce a lo mismo que la primera pero con más gente que te cuenta sus experiencias pasadas.
Nos explican con un poco de mas detalle lo que vamos a hacer allí, donde y quien nos apoyará.
Lo más significativo de este encuentro es que conozco a Mario, mi compañero de viaje.
Una persona de la que necesitaría un blog para expresar lo que me transmitió, me hizo sentir y descubrí con y junto a el. Sin Mario y nuestros “cagaos” la experiencia no hubiese sido la misma.


5- 26 de Julio de 2006. Almería. Mi Anterior casa.

A las 22.45 apurando como siempre… salgo de Aguadulce por la antigua carretera del Cañarete camino de la estación de autobús que me llevaría un poquito más cerca de mi destino, a Barajas.
Me senté a las 23.00 clavadas, en el asiento 13, y sentí algo que no sabría explicar, el 13 es mi número, es una cifra que me acompañó, tanto para lo bueno como para lo malo…
Era una sensación de bienestar, que se fusionó con un frío seco… me iba a Ecuador… un nuevo reto, una experiencia, un camino que esta vez lo hacia sola…

6- 27 de Julio de 2006. Estación de Motril.

00:15, me desperté y vi a dos agentes de la represión (como diría un amigo o varios de ellos) en el autobús.
Qué pasa? Pregunte a un chico que tenía al lado, que no me había dado cuenta de lo guapo que era hasta ese momento!!
Llevamos 40 minutos parados, la guardia civil esta registrando a gente del autobús.
Yo pensé, 40 minutos??? Y es que yo cuando duermo…
Bajaron a 4 personas con rasgos sudamericanos, no distinguí de donde eran…
Esto hizo que no pudiese dormir más.
Me preguntaba a donde iba, que pretendía encontrar allí, como serian mis compañeros (dos melenudos, con barbas que lo ciertos es, transmitían algo bueno, cada uno lo suyo), que haría allí, como iban a reaccionar ante 3 españolitos…en esta pregunta empecé a reaccionar de forma crítica, me estaba autolesionando y nunca entenderé por que.

Me hacia preguntas que hasta ese momento no me había planteado y me respondía con ira, por que tenía que ir allí, que pintaba yo en Ecuador, estaba utilizando esa experiencia para encontrar un hueco en este mundo, necesitaba viajar a Manabí para ubicarme, para encontrarme…eran preguntas que se repetían. Me plantee si la Experiencia Sur no era jugar con personas, nombres que utilizaba para saciar mi instinto “solidario”, rostros que me aportaban sensaciones nuevas…
Preguntas sin respuesta, que me hicieron llegar a Madrid tambaleándome.

Mi avión despegó a las 10.50, puntual.

7- 28 de Julio de 2006. Aeropuerto Mariscal Sucre. Quito.
Aterricé a las 01:30 hora quiteña, 7.30 hora española. Y ahí fue la primera bofetada…2800 metros de altura es mucha presión, pero eso fue una pequeña zancadilla, la bofetada fue esta… El aeropuerto Mariscal Sucre estaba repleto de familiares, de cartelillos escritos con el nombre de la persona que buscaban, siempre con alguna dedicatoria… uno de estos me hizo reír y a la misma vez sentí rabia, impotencia, tristeza… decía:
Grasias Señor Sapatero por dar papeles a mi hijito!!

No se podía ver la puerta para salir del aeropuerto, una barrera de hijitos/as que dejaron recién nacidos que esperaban ansiosos la llegada de alguien desconocido/a, de hijitos/as de mediana edad que buscaban entre nuestras caras los rostros que no veían desde hace años, de hermanos/as, cuñados/as, tíos/as, sobrinos/as, abuelos/as, madres y padres que lloraban por volver a ver a sus hijos/as después de tantos años y de mujeres y hombres que volvían a reencontrarse con su amor, un amor que un día decidió dejarlo todo y partir a un país donde no tenían nada, porque soñaban con una oportunidad.

Esta barrera impedía ver la calle, pero mereció la pena encontrarme con esa primera “dificultad” y esas sensaciones.

Desde que llegué el 28 de Julio a Quito hasta el 5 de Agosto que vi la escuelita en Portoviejo, Manabí, pasé por Otavalo, pueblo indígena donde tienen un mercado artesanal inmenso y donde comí en un Chifa (restaurante asiático-ecuatoriano) chaulafan, plato asiático introducido en la gastronomía ecuatoriana, delicioso.

No pasé por la mitad del mundo, me negué, como no…
Subí al panecillo, monumento de Quito donde la gente intenta olvidar la situación del país volando cometas, mientras comen unos chifles (plátano frito) y beben Pilsener, la cerveza de los ecuatorianos…

Viajé a Pastaza, al Puyo, selva amazónica, donde casi me caigo por un puente de madera sobre el rió Curaray…el susto fue pequeño…!!
Y disfrute de una corta visita (y menos mal que fue corta, que calor) en una escuela de Sto. Domingo de los Colorados en la provincia de Pichincha, misma que Quito y Otavalo, esta última fronteriza con Imbabura, donde son más colombianos que ecuatorianos. Esto lo decían los quiteños con cierto recelo.
Dejaba la sierra y me acercaba a la costa y eso se notaba, tanto por la escasa presión como por el agobiante calor…


8- 5 de Agosto de 2006.

19:00. Llegué por fin a San Pablo, barriada de Portoviejo donde el sonido y la visión son distintas, San Pablo esta infectado de ruido de armas, de balazos que amenazan al que vive allí y al que llega de nuevas, San Pablo no sonríe, aquí se vive con miedo.
Y esta realidad te la transmiten enseguida las miradas de desconfianza cuando te ven subir la calle mayor en una ranchera blanca.

Bajé del coche (cagada de miedo) y la gente que subía detrás de mi con cara de pocos amigos, empezó a reír y a gritar, son los españoles! Son los españoles!! Son los españoles!! Éramos españoles de Fe y Alegría, éramos buenos!!

Recuerdo que eran las 7 de la tarde porque la gente iba a misa, a la que me invitaron, y a la que gracias a Carmeli, la monja cordobesa, me libre de ir, ella alegó que estábamos cansados y que teníamos que deshacer el equipaje. A mi esto, me resulto gracioso.


9- 8 de Agosto de 2006. Escuela Fe y Alegría “Las Cumbres”. San Pablo.

Lunes por la mañana, 8:00. Suena el timbre del colegio y aparecen de la nada, filas de colores, medios dormidos todos. Cantando esto:
Salve, Oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria!¡Gloria a ti! ¡Gloria a ti! ¡Gloria a ti!
Ya tu pecho rebosa,gozo y paz, y tu frente radiosamás que el sol contemplamos lucir…
El himno de Ecuador.

Era contradictorio o eso me pareció, llegar a una escuela pérdida, donde no llega el asfalto, donde no hay recursos, donde los niños cuando salen de la escuela se quitan el calzado y van descalzos para no estropearlo, donde no hay para comer pero si hay para armas, donde hay que pagar para escolarizar a los hijos, pero no hay dinero para escolarizarlos porque se lo gastan en Pilsener, donde los jóvenes no tienen que hacer nada más que jugar al fútbol con una pistola en el pantalón, donde 30% de los niños no van a la escuela porque están en el botadero (vertedero en España) y nadie hace nada por evitarlo… resulta extraño ver la disciplina que hay un lunes a las 8:00, la parafernalia del Himno, cada curso con su camiseta identificativa, el levantamiento de la bandera de Ecuador…eso cada día…

Mi primer contacto con los niños fue en la clase de segundo, la maestra era la doble de Charo Reina, yo me reía muchísimo con esa mujer.
Una mirada se cruzó en mi camino, yo la presentaré por su nombre, Yariza.
La famosa niña Padilla, conocida y llamada así por todos. Yo me negué.

Ella agradeció el gesto. Desde ese momento hasta que me fui de San Pablo, subía todos los días la cuesta larguisima desde su casa, un “hogar de acogida” del señor Padilla, un antiguo chulo, que acogía a los hijos de las prostitutas, que un día abandonaron San Pablo.

Un señor que ahora vivía de la política, un comprado de la 6, partido cual objetivo era hundir más a un país que no levantaba cabeza. Politizaba su casa, su carro, sus “hijos”… todo tenía el sello de la 6, por 3 míseros dólares…

Allá en Ecuador, quedaban 3 meses para las elecciones, en las que Noboa era el favorito.
Los ecuatorianos, hartos de ladrones, pensaban que este (rico bananero) robaría menos, ya que tenía mucha plata…
Los partidos políticos pagaban 3 dólares al día porque pintases, con los colores característicos del partido, tu casa, tu carro, tus árboles, tu perro o hasta tus hijos…

Durante este mes intentamos viajar los fines de semana, Guayaquil, Puerto López, Cuenca, Ambato…donde el Tunguragua comenzó a erupcionar.

10- 25 de Agosto de 2006. Barriada de San Pablo.

Suena el timbre de la escuela, son las 12:30. Nos vamos a comer.
Me espera en la puerta una señora bastante delgada y muy demacrada. Su hija, Angelina, una niña de 4 años preciosa, pero muy inaccesible, me coge de la mano y me dirige hasta su casa. Nada más entrar me encuentro con esta situación: el abuelo raquítico de la niña duerme en una puerta de madera que se levanta del suelo con 3 cajas de fruta, encima una hamaca donde duerme la niña con su madre. El suelo de la casa era tierra y no tenía más luz que la que entraba por la puerta. El olor era insoportable.

Angelina es fruto de una violación, el abuelo de esta come 1 vez al día gracias al comedor social, no se muere de hambre sino de sida y la madre se desborda cada día ante la situación a la que se enfrenta.

Abrió una caja y saco una bolsa de plástico, me dijo: esto es de Angie, llevatela, ella no se merece esto.
En ese momento deje de sentir el mal olor… me estaba regalando a su hija… a mi??
A la misma que no sabía encaminar su vida…

En ese momento paso una rata del tamaño de mi brazo por debajo de la “cama” del abuelo… la madre me miro ruborizada y seguidamente volvió a insistir en la “adopción” de su hija.
Señorita española, Dios no quiere que siga viviendo así…

Ese día la cuesta de San Pablo se inclino más y más…pensaba en Angie, en su abuelo, en su madre… en la cama, en el olor, en la rata, en Angie, en Dios… en su Dios…

Llegue a casa y me senté en el portal. Teníamos la costumbre de comentar la comida los tres, pero ese día no sabía que decir…ni que hacer…
Por qué no pedirme mis zapatillas? Por qué no un dólar? Por qué me daba a su hija?
Pensaba en lo que pensaban de mi, en como me veía San Pablo… tenía cara de dólar? Era una enviada especial del Dios que no respondía?

Me pase la tarde renegando de ese Dios, de esa fe ciega, de ese amor a una estampa, de esa devoción que hace dejar tu vida en las manos de un Dios…de un Dios que hoy por hoy les seguía dando la espalda.


11- 1 de Septiembre de 2006. Portoviejo.

Nos despedimos. Yo, pésima, en estas situaciones como en otras tantas…
Intento ir casa por casa, a las que me dieron de comer en 30 días, a las que me arroparon, a las que me llevaron a tomar a los bares, a las que me trajeron a casa hierbas medicinales para mis terribles amebas, a las que me pintaron las uñas con diminutos dibujos, a las que me hicieron regalos, a las que me escucharon y escuche con admiración, a las casas con las que compartí risas y llantos…

Volví a casa entre llantos, mi mochila me esperaba con mucho por meter y con la sensación de haber dejado poco...

00:30 me despedí en la estación de Portoviejo de Cristóbal, el manabita que venía todas las noches a casa a conversar sobre su matrimonio, sobre su futura separación y sobre la posibilidad de marcharse a España. Me despedí de su hija Michelle, una niña de 8 años, yo estimaría que tendrá un 65% de discapacidad, que nadie detectó, o se negaban a ello.

Una niña preciosa, que cada vez que pasaba por nuestra casa, gritaba: españoooooles!!
Y me despedí de Fito, un manabita que me hizo sentir cosas que yo no esperaba en este viaje, cosas especiales que en su momento me hicieron replantearme volver a España.

Me monte en un autobús, de la compañía Reina, los mejorcitos de Ecuador, llevaba aire! Y esta tontería me hizo sentir que me alejaba de mi Ecuador, ya no montaba en una buseta…Europa estaba mas cerca que nunca…

Llegue a las 7:00 del día 2, a Quito, donde me abrigue con mi chompa, comprada en Cuenca. Faltaban 23 horas para que se me escapase el avión que me traería de vuelta a España, 23 horas para tener la sensación de que haberme dormido era un regalo, una señal…que mi lugar estaba en Portoviejo.

Pasarían 4 días hasta regresar a España. 4 días confusos…

12- 3 de Septiembre de 2006. Ecuador. Aeropuerto Mariscal Sucre.

19:00. Volamos a Colombia. La compañía Avianca monta a los 3 españolitos que se durmieron después de una noche de juerga, en su avión destino Caracas, con escala en Bogotá.
Nos vamos de Ecuador… Adiós Manabí!!


13- 6 de Septiembre de 2006. Madrid. Estación Sur.

16:00. Nos despedimos, el trío de hispano-ecuatorianos se disuelve. Esta vez sin echar ni una gota, aunque con un dolor de garganta terrible. José Luis se marchaba para Cádiz, a mi me quedaba una hora más con Mario.

Una hora muy corta, en la que ya llorando, pensamos que sería extraño acostarnos esa noche en nuestras camas y no tenernos al lado, no compartir el libro de Benedetti o de Galeano que leíamos, o que no escucharíamos más Babilonia de Morodo juntos esas tardes a la vuelta del cole, que no volveríamos a comprar Pilsener en el kiosquillo de la viejita, que no iríamos a tomar un jugo de mora a la Fruta Prohibida, que no me daría mas manotazos cuando me arrascase las tremendas picaduras de mosquitos que me picaban, que no habrían más compras en el Comisariato (supermercado de Portoviejo), recordamos aquel viaje en ranchera donde los belgas nos quitaron los asientos y tuvimos que ir en la maleta, lloviendo, bajamos mojados y llenos de barro, pero fueron 3 horas de conversación maravillosas, también recordamos aquella conversación en Crucita a la orilla del Pacífico donde yo salí de mi autismo y me desahogue después de años sin hacerlo. Recordamos la broma de los hermanos de Eric; el pelo de Yariza “la niña Padilla” y su dulce mirar; los niños del botadero que venían a pasar la tarde con nosotros; al señor Torero; los ojos verdes de Nicolle; la cara sucia de Miguelito, la gracia y desparpajo que tenía Kevin; las caídas que curábamos de Anthony; a nuestro niño punkarrilla; aquel cuadro de Guayasamin “La Ternura” una palabra que envolvió la experiencia…

Y fue donde nos dimos cuenta de que no volveríamos a ver esas miradas y no sentiríamos esas risas que nos transmitieron todos nuestros niños y niñas…
Y sobretodo nos envolvió una gran duda, si habíamos dado tanto o más de lo que habíamos recibido.

Recuerdo que nos fundimos en un abrazo y que sentimos que nuestra experiencia se acababa, sabiendo ambos que no queríamos.

Estoy sentada en la cama, con mi caja naranja, después de 20 meses cerrada. Veo dibujos, cartas, regalos, tickets de compra, fotos, chapas de cerveza, servilletas de bares… efectos personales que me traje de aquel maravilloso país…

20 meses cerrada, sin creerme con la fuerza de recordar aquel viaje sin querer volver de nuevo. Recopilando fechas sobretodo, pues todo lo demás no se olvida, a veces no recuerdo nombres pero si el rostro y el tono de su risa, no recuerdo platos de comida pero si su sabor, no recuerdo nombres de ciudades pero si su forma de vestir…

y es que ir al Sur marca, y si vas y vuelves igual, no te sirvió de nada el tiempo empleado.
El Sur pasó a ser parte de mí, su nombre está escrito de alguna manera…
Ecuador, como Mario, Michelle, Yariza, Eric, Kevin, Jhinson, Fito, Mingo, Carmeli, Conchi, Andrea, Melanie, Ramón, Miguelito, Cristóbal, Nicolle, Anthony, Nacho…y muchos más… están en casi todo.

Este es mi diario personal de mi Experiencia Sur, de mi Experiencia en Ecuador...una dulce introducción a mi caos.
Hasta hoy no he sabido que escribir sobre los sentimientos que surgieron en este país, no es que no tuviese nada que decir, si no que aun no estaba preparada.

Mi diario personal con las 13 fechas puntuales que lo componen, (13), donde anidan los recuerdos que me ayudan a vivir, que me hicieron seguir firmemente por el camino que un día comencé tambaleándome.

Este es mi diario personal donde aun guardo páginas en blanco de esta experiencia, en las que hoy por hoy sigo sin poder escribir.